Carlos Moron Cabrera

Hola a todos empezaremos este blog dedicado al arte, sobre todo al de algunos artistas poco reconocidos.
Entre ellos tenemos a Carlos Morón Cabrera, conoceremos un poco más sobre un retratista canario del siglo XX desconocido para la mayoria del público, pero sí valorado en el extranjero llegando a retratar incluso al Sha de Persia y otros familiares.

jueves, 2 de marzo de 2017

CARLOS MORÓN.- “LA BATALLA DEL MONTE LENTISCAL” Y “DERROTA DE VAN DER DOES





CARLOS MORÓN.- “LA BATALLA DEL MONTE LENTISCAL” Y “DERROTA DE VAN DER DOES.

            Para explicar este momento histórico  que representa Morón en estas dos obras,  decir que: el 26 de junio de 1599, una flota, con 74 barcos y bajo las ordenes del almirante Pieter Van der Does, con una dotación de más de 12000 hombres; atacaba la ciudad de Las Palmas. Alonso Alvarado  planeó la defensa pero el pirata holandés tenía un mayor número de soldados, por lo que avanzó hasta la punta de Santa Catalina, un lugar que se consideraba inaccesible a las embarcaciones y que por ello no poseía trincheras ni defensas de ninguna clase, aquel día el mar estaba en calma y el pirata logró el desembarco. Las lanchas encallaron cerca de la orilla y se establece un combate cuerpo a cuerpo, allí resulta herido Van der Does y Alonso Alvarado, que se partió la pierna derecha al caer de su caballo al que habían matado. Su cuerpo fue recogido por el capitán Hernando del Castillo quien lo llevo a la capital y después lo trasladaron a Santa Brígida. El teniente de gobernador, Antonio Pamochamoso, ocupó su cargo.  La batalla la ganaron los piratas, y las fuerzas castellanas se replegaron hacia la capital y montañas del interior, y  aquí empieza el episodio del monte Lentiscal, pero en este momento Van der Does manda incendiar la capital  y se apodera de las riquezas que encuentra como botín de guerra. 


Derrota de Van der Does. 1959, 2,31 x 1,82m, Óleo sobre lienzo. Capitanía General de
                Canarias.  Sta. Cruz de Tenerife.


           La obra la llamó Morón Derrota cuando en este episodio ganan los piratas y en esta obra representa el incendio de la capital, pero en el episodio del Monte Lentiscal se consigue el triunfo.
            A los 360 años de aquella batalla, El Cabildo de Gran Canaria en época de Matías Vega Guerra, el 30 de enero de 1959, encargó al artista Carlos Morón Cabrera, un óleo donde se narra el segundo ataque del pirata holandés Van der Does por la caleta de Santa Catalina.
            Para esta obra de historia, Carlos Morón se documentó muy bien, pidiendo información al museo de guerra holandés, desde donde le enviaron información escrita y fotos de una pintura de H.C. Vroom que narra una batalla entre los holandeses e Ingleses obra de 1605 y otra estampa de la misma enviada del Rijksmuseum de Ámsterdam.

“Batalla del Monte Lentiscal”, 1959. 2,31 x 1,82m. Óleo sobre lienzo. Capitanía General de Canarias.  Sta. Cruz de Tenerife.

            Esta segunda obra fechada en abril de 1959,  es un regalo de la Corporación por el encargo personal del General D. José María López Valencia a la Capitanía General del Archipiélago, de un nuevo lienzo también destinado a decorar los salones de la primera ilustre Sede Militar de las islas, y este importante cuadro formará pareja con el regalado por el Cabildo.
            Muestra la victoria de los canarios sobre el ataque de los holandeses el de la decisiva “Batalla del Lentiscal”, escenificándose los inicios de la batalla que llegaría hasta el Monte Lentiscal donde el ejército enemigo, que avanzaba cargado con pesadas armaduras, se encontró con un bosque, en el que los canarios conocedores del terreno, pudieron vencer al ejercito en el mes de julio de 1599, solo con armas arrojadizas.
            Carlos Morón exaltó el éxito y el valor en la batalla de los canarios, que fueron más astutos, por  conocer mejor que nadie su tierra, llegando a usar estratagemas algo duras como el hecho de cerrar agua, para que el ejército llegase en malas condiciones por la deshidratación y el cansancio. La victoria es de los canarios, no de las tropas castellanas al mando de Pamochamoso.
            La mirada del espectador recorre el lienzo de izquierda a derecha y  de arriba abajo y el ojo se fija mas en ese punto donde están los isleños, casi a la mitad de la obra a la misma altura de la vegetación, aunque sigas recorriendo el cuadro con la mirada, se para en un segundo plano pero no inferior;  por encima de todos los soldados de uno u otro bando. Llama la atención que son pocos los aborígenes que estaban sobre la montaña, pero muy musculados, fuertes, valientes, bien representados y no esbozados; esto es un pequeño matiz que demuestra que Morón no trabajaba para el Régimen (como se le ha tachado entre otras muchas cosas negativas para ningunearlo), sino que fue la época que le tocó vivir y se adaptó.  Realizó una reconstrucción pictórica desde su visión propia y aislada, queda patente en la inventiva ajustada a los tipos canarios dentro de una atmósfera creada, con guiños al poderío de los aborígenes, a su heroicidad en la batalla, a la canariedad sobre el “invasor” holandés y español, los soldados parecen con rostros que casi esbozan una sonrisa, como despreocupados, en cambio los isleños con gestos rudos, muy entregados defendiendo su tierra (lo que no pudieron hacer las tropas castellanas bajo el mando de Pamochamoso, lo hicieron ellos).  Todos estos detalles pasaron desapercibidos para los militares que encargaron la obra y que lo tendrían expuesto en sus salones, y para muchas personas isleñas a las que no le interesa sacar adelante a este insigne artista reconocido mundialmente.
            Pintura que nos lleva a analizar los detalles con total detenimiento en cuanto al protagonismo de lo canario, podemos fijarnos en las vestimentas de los canarios que levantan pesadas piedras ataviados con "nagüetas", esta pieza que se colocan bajo el calzón, pero en verano o para trabajar se usaban sin nada encima, podemos incluso apreciar que podían ser realizados en una tela rígida. El hecho de que estén con  una vuelta, nos muestra que  están remangados para “la lucha canaria”, preparados para “brega”.  Los presenta fuertes, musculados solo con su fuerza, arrogancia y armados con unas enormes piedras.
            La atmósfera repleta de suaves grises, verdes, azules y los ocres... Con todo ello nos muestra la amplitud de calidades, bien clarificadas dentro de la obra. No exagero si en todo ello vemos la magistralidad artística de Morón. Es de los grandes artistas que pueden “burlar” la censura militar del momento en el que vivía y dar su toque en los detalles.
            Las obras de Morón son al estilo de los artistas del Renacimiento, en todas ellas se esconde algo que a simple vista pasaría desapercibido como el carácter del retratado, o sus circunstancias personales en un mundo donde el hombre tenía más protagonismo él veía a la mujer un ser excepcional, pero que callaba muchas cosas, pero que Carlos encargaba de mostrar veladamente con simbología, mucha simbología, todos sus retratos nos cuentan como son ellas, sus caracteres, sus historias. Que pasan casi desapercibidos para los ojos que se niegan a ver, en los masculinos no hace falta esconder.
            Como decía Napoleón (1769-1821): El coraje no se puede simular, es una virtud que escapa a la hipocresía.

BIBLIOGRAFÍA:

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